Gorki implanta el menú

Gorki implanta el menú

Nunca ha sido habitual en los establecimientos del grupo Gorki, pero los tiempos cambian. Y también los hábitos de los clientes. En pleno casco histórico de Málaga, donde los pisos turísticos han crecido como setas, con un enorme trasiego de gente joven y más informal, un menú nunca es una mala opción. Y si es bueno y asequible, mucho mejor.
Gorki Strachan, que en los últimos meses se ha sometido a un proceso de reformas interiores y a la adecuación de su carta -también amplia y sugerente-, ha implantado ahora un menú muy atractivo y contundente que, con toda probabilidad, será del agrado de aquellos vecinos y visitantes que tengan la tentación de probarlo. 
El menú es fijo, se sirve de lunes a viernes a mediodía y conjuga varias propuestas para que la elección no sea complicada. Como entrante, una ensalada templada con queso de cabra, espinacas, tomate seco y chips de plátano o una selección de cuatro tapas, de las que puedes escoger dos: porra antequerana con huevo y melva canutera, un tartar de salchichón de Málaga con pepinillos, alcaparras y mostaza de atún, unas croquetas de jamón ibérico o un pincho de tortilla de patatas en AOVE con cebolla. 
De plato principal, el menú de Gorki plantea tres opciones muy jugosas. Canelones de ricotta y espinacas con salsa de tomate, albahaca y queso burrata; solomillo ibérico en su jugo con cremoso de patatas y mostaza con pak choi, y por último, pimientos rellenos de bacalao en salsa piquillo.
El menú de Gorki también incluye postre (copa de helado artesanal) y una bebida, ya sea cerveza, vino blanco, vino tinto o refresco. 
¿El precio?, pues solo 16,5 euros.
Kibo se traslada a Málaga capital

Kibo se traslada a Málaga capital

Toni Mitsuki. Quédense con el nombre. Este chef español de origen alemán y obsesionado desde hace años con la cocina nikei -de fusión peruana y japonesa- ha decidido trasladar su exitoso restaurante Kibo, situado en la calle Casablanca de Torremolinos, al centro de Málaga, donde abrirá el próximo mes de octubre un establecimiento de dos plantas en el número 9 de la populosa calle Compañía. 

Mitsuki, que es como todos lo apellidan precisamente por ese interés que mantiene por los fogones orientales y su bifurcación en los hábitos alimenticios peruanos desde las primeras migraciones niponas al país suramericano a finales del siglo XIX, cerrará su local de Torremolinos a primeros de septiembre para dedicarse frenéticamente durante algo más de un mes a acondicionar su primer Kibo malagueño.
El flamante local, que se situará a un tiro de piedra del Museo Thyssen, también adecuará su carta con la intención de dirigir sus excelentes propuestas a un tipo de clientela más cosmopolita, tras la sorprendente  explosión turística que ha experimentado la capital de la Costa del Sol en una década.
Pero en su nuevo Kibo no faltarán algunos de los platos que le han valido los mayores elogios de la crítica especializada y los aficionados a la cocina oriental de fusión, aunque Toni nunca deja de lado sus aportes personales mediterráneos. El tuca tuca de atún rojo, vieira, gambas y salsa de miso blanco, el ceviche de salmón con fresas, sus patatas bravas con kimchee, las croquetas de camarón sobre salsa de mariscos o las famosas tostas de sardinas ahumadas con aguacate y ají, entre otras apetecibles propuestas, no hay que dejar de probarlos bajo ningún concepto.
Sin duda alguna, un restaurante nuevo, atrevido, original, sabroso y honesto del que está muy necesitado una gran urbe que, a estas alturas de su progresiva diversidad hostelera, todavía carece de este tipo de oferta.
Kibo

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